2 de diciembre de 2008

Ecologistas pesimistas frente a Cumbre del Clima en Poznan

La reunión que se realizará en Poznan, ciudad de Polonia, está inundada de malos augurios. La crisis económica mundial, la transición estadounidense y la división de acuerdos por parte de la Unión Europea; son algunas de las razones por las cuales muchos ecologistas desestiman la efectividad de esta Cumbre.

Como si el calentamiento global no fuese suficientemente grave, y de carácter mundial, peor aún son la cantidad de problemas que han dejado este debate en segundo plano. La Cumbre del Clima, comenzó ayer en la ciudad de Poznan con una serie de inconvenientes que evidencian la crisis generalizada en la cual estamos inmersos. Alrededor del mundo y desde todos los planos, es este uno de los peores momentos para sentarse a discutir acerca del cambio climático.

Uno de los frenos de esta Cumbre está puesto sobre la transición del poder en EE.UU. Si recordamos, durante el Gobierno de Bush, el senado estadounidense rechazó el protocolo de Kioto y pese al compromiso del mandatario de disminuir sus emisiones, es uno de los países que siempre ha retrasado la reducción del calentamiento global. Pero el escenario norteamericano está cambiando. A comienzos del próximo año, Barack Obama asumirá la presidencia de los Estados Unidos. El futuro presidente, se comprometió a que las emisiones de carbono el año 2020 sean reducidas a las cantidades emitidas en 1990. Dada las circunstancias, una reunión con EE.UU. en transición no es sinónimo de avance.

Por otra parte, la crisis económica mundial ha tenido a los Gobiernos ocupados exclusivamente en materias mercantiles. Además, producto de la crisis el precio de los commodities está en sus niveles más bajos a lo largo de la historia. Y es razón de sobra, en aquellos países sin conciencia del medio ambiente, para utilizar petróleo a destajo y paralizar la inversión en energías renovables.

Sumándole a esto la división de la UE por el plan de reducción de emisiones del 20%, los países pobres que advierten la necesidad de un fondo que los ayude a adaptarse a la lucha contra el calentamiento global; y Polonia, el país anfitrión que se opone a reducir sus emisiones con el aplazamiento del plan anti-calentamiento propuesto por el ministro del Medio Ambiente de dicho país. Con todas estas razones, se justifican las miradas pesimistas de los ecologistas hacia esta Cumbre, que en estas determinadas circunstancias ha perdido su rumbo.

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