19 de junio de 2008

Celco Valdivia: Todos los hechos.

Todo quedó igual: para la Corporación Nacional Forestal, CONAF a cargo de la recuperación del Humedal en el Santuario Carlos Anwandter, la contaminación al interior del santuario Río Cruces fue responsabilidad de la Planta de Celulosa Valdivia, propiedad de Arauco.


Queda descartado así, el estudio denominado "Modelo Conceptual del Ecosistema del Humedal del Río Cruces" elaborado por un equipo de la Universidad de Chile a cargo del profesor Víctor Marín, previa licitación de la propia CONAF. En él, se exculpa a Celulosa Arauco del desastre ambiental en el Santuario Carlos Anwandter.


Catalina Bau, directora de Conaf, expresó en Valdivia que "el humedal fue dañado porque se le vertieron elementos que le produjeron daños". Fue su forma de zanjar esta disputa que despertó airadas reacciones del mundo empresarial, quienes atacaron por los medios de comunicación a las organizaciones en defensa del lugar, incluyendo al Instituto de Ecología Política.


Por otro lado, generó reacciones entre académicos. La respuesta más contundente vino de la Universidad Austral de Valdivia, autora de otras investigaciones al respecto. Los Drs. Mauricio Soto del Instituto de Zoología y Roberto Nespolo del Instituto de Ecología y Evolución de esa casa de estudios, quienes desarrollaron estudios comunitarios y ecofisiología de aves en el humedal, señalaron que cualquier científico calificado puede proponer hipótesis pero para que éstas tengan valor científico tienen que estar solventadas por análisis de datos cuantitativos agregando que "nuestra principal crítica es que las hipótesis de ellos no tienen suficiente fundamento y por lo tanto no poseen el mismo valor que la hipótesis que presentamos nosotros".


Las suspicacias por la veracidad de los resultados obtenidos resultan comprensibles. Los fondos asignados para el desarrollo de la licitación -rotulada en ChileCompra con el número 633-111-LP07- que en total sumaron 197 millones 104 mil 800 pesos, fueron entregados por la propia Celco mediante una triangulación de fondos entre ésta, CONAF y la Convención Ramsay, una entidad internacional dedicada a la conservación de los humedales (La Tercera, 22 de agosto de 2007). En el mismo artículo Catalina Bau recalcó que “Celco, a través de Ramsar, debe poner todos los recursos. No está decretado en ninguna parte, pero este acuerdo da señales de donde deben venir estos recursos”.


Probablemente, en esa oportunidad no se pensó que tras seis estudios previos realizados por la Universidad Austral en donde se establecía la responsabilidad de la planta de celulosa en la muerte de cisnes, éste último obtendría resultados tan polémicos, tanto en la forma como en el fondo. Tal vez por eso Angelo Romano, gerente de Asuntos Públicos de Celco, afirmara en Radio Universidad de Chile el pasado 28 de mayo -mismo día de la divulgación del informe- que "la empresa asume que la Planta Valdivia (de Celco) no ha tenido impacto en la muerte del luchecillo y consiguiente migración de cisnes desde el humedal del río Cruces".


Qué dice el informe


El segundo Informe entregado por los investigadores de la Universidad de Chile, “Manejo Ecosistémico con Participación de Actores Sociales y Enfoque Precautorio”, presenta; Los Modelos Conceptuales Participativos y el Análisis de las Hipótesis sobre el 2004, que son estipulados como objetivo de la investigación.


Como Modelo Conceptual se presenta a las variables: temperatura, quelación, anoxia y caudal como los principales responsables de la destrucción del luchecillo, entregando una nueva hipótesis, en este caso fundamentada en la baja del caudal del Río Cruces, tres eventos de temperaturas bajo 0 y la menor cantidad de lluvias.


Investigadores de la Universidad Austral, echan abajo esta hipótesis, en primer lugar porque no es parte de este estudio realizar cuestionamientos a las responsabilidades que le cupen a Celulosa Arauco en la destrucción del ecosistema en el humedal, que están acuciosamente argumentadas en el estudio realizado por la UACH en 2005, si no porque además la existencia del luchecillo en otras locaciones del mismo Río no afectado a igual fecha por la planta de Celco, deja sin efecto tales ideas.


Así lo entendió también la Directora de CONAF, Catalina Baur, quien consignó que “En ningún caso el estudio fue contratado para revisar las hipótesis ya existentes, sino para modelar el trabajo en el ecosistema y para poner a interactuar e interlocutar a los distintos actores".
El segundo informe del estudio "Modelo Conceptual del Ecosistema del Humedal del Río Cruces", aún no ha sido aprobado por la CONAF, institución que además de dar sus comentarios técnicos sobre él, deberá esclarecer la gran inyección de fondos que se utiliza en este estudio y por supuesto la triangulación de estos que vienen desde la nocividad de Celco.

16 de junio de 2008

Encuestas de Opinión Pública y Medio Ambiente: ¿A quién creerle?

Es impresionante –e impresentable en algunos casos – cómo nuestro país intenta ser manipulado por encuestas de opinión, que pretenden hacer creer a las personas que han mejorado su imagen comprando estudios a instituciones que los aceptan porque deben mantenerse activas.

Por esto, es necesario que todos nosotros seamos capaces de ver las intenciones ocultas tras las encuestas y evitar que sus números limiten nuestras convicciones.

Hace un tiempo atrás, la Fundación Futuro informó un estudio sobre el comportamiento medioambiental en Chile. Entre sus datos, obtenidos sobre un muestreo de 400 personas, se informó que el 52 por ciento no cree necesaria la construcción de represas en la zona de Aysén y por el contrario, avala la instalación de centrales basadas en energías renovables.

Acusando el golpe, la empresa Hidroaysén encargó un estudio a la empresa Adimark, quién sin mencionar ni el número de encuestados, ni el porcentaje de confiabilidad del muestreo, anunció que el 55,7% de los chilenos aprueba la construcción de represas en la Región de Aysén.

En estos datos llaman la atención dos cosas: la noticia es destacada por medios de comunicación que permanentemente acosan a las ONG’s, principalmente de la esfera medioambiental. La segunda, es que estos antecedentes arrojan visiones prácticamente opuestas y se presentan como datos estadísticos a considerar, sin contar con la información mínima necesaria para plantearse ante la opinión pública como muestreos válidos.

Todo esto no hace más que entregar información sesgada y confundir a la ciudadanía. Además de menoscabar la imagen de los estudios, restándoles el carácter científico, buscando sólo poner en boga intereses particulares.

En este sentido, resulta sorprendente darse cuenta cómo en Chile las encuestas de opinión son tomadas como termómetros sociales de carácter científico e irrefutables, cuando realmente no son más que muestreos orientados a intereses de particulares, alimentadas por medios de comunicación que sirven a estos mismos. Basta recordar casos anteriores, como Ralco y Celco, donde las empresas cuestionadas no trepidaron incluso en difundir información con claras intenciones de desinformar, avaladas por el libre albedrío que proporciona el libre mercado.