5 de octubre de 2007

Juego nuclear en Chile: Sacrificando un alfil por peón



Durante este mes de octubre se conocerán los resultados del informe de la “Comisión Zanelli”, grupo asesor al que la Presidenta Bachelet designó la tarea de investigar el escenario en el que se mueve la energía nuclear, dejando entrever la posibilidad de utilizar este tipo de energía en nuestro país. Tal hecho trajo consigo una fuerte polémica con los sectores ecologistas, ya que se estaba pasando a llevar uno de los puntos más importantes del Acuerdo de Chagual, compromiso que demarcaba el camino a seguir por este Gobierno en relación a los temas medioambientales. Es así que dicho acuerdo, en su punto siete, declara “no incluir la opción nuclear en la política energética nacional".


Frente a las declaraciones contrarias a la realización de esta investigación, la Presidenta Bachelet aseguró que el Gobierno iba a mantener el compromiso pactado con los ecologistas, ya que la comisión no estaba efectuando un estudio de factibilidad –como se afirmaba en varios sectores- sino más bien un estado del arte, para así conocer de manera clara el contexto actual en que se desarrolla la energía nuclear, para que un próximo gobierno tomara una decisión en la materia.

Sin embargo, y en contraposición a las palabras de la Presidenta, sorprende el intenso lobby que han hecho personeros de la propia Concertación, como Sergio Bitar, Ricardo Núñez y Eduardo Frei, entre otros, para que este tipo de energía se desarrolle en nuestro país, lo que demuestra que no existe una posición clara y definitiva por parte del gobierno. A diferencia de los ecologistas, que estamos totalmente en contra de utilizar esta opción y sí queremos promover las energías renovables, hay sectores políticos que claramente quieren impulsar el proceso nuclear en Chile.

A la luz de estos hechos sólo nos queda confiar en el criterio y en la palabra de la Presidenta Bachelet, puesto que en estos momentos ella se encuentra en el siguiente dilema: entregar los recursos que se están pidiendo para que la Comisión Zanelli complete su trabajo con nuevos estudios que permitan entregar un informe completo al final de su Gobierno o dar por terminado ahora el trabajo de la comisión y comenzar una segunda fase de estudios nucleares, donde el millón y medio de dólares, solicitado por el Ministro Marcelo Tokman, sería complementado por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), entidad que pondría el resto de los recursos, lo que constituiría una clara señal del camino a seguir por Chile, aunque la decisión sea o no tomada en este gobierno. Si es elegido este último escenario, el Acuerdo de Chagual sería quebrantado por la Presidenta.

La falta de claridad en este tema constituiría un punto de ruptura. Los ecologistas firmantes del Acuerdo de Chagual hemos hecho un esfuerzo por unirnos a la gobernabilidad, intentando que las transformaciones sociales y políticas relacionadas con el cuidado y respeto por el medio ambiente efectivamente lleguen a buen puerto, de forma rápida y transparente; el no cumplir con los compromisos establecidos conlleva un cambio de actitud por parte del mundo ambientalista.

Al romperse el acuerdo, los sectores ecologistas estaríamos forzados a volver a una postura anterior, es decir, analizar cada uno de los proyectos eléctricos a desarrollarse en el país caso por caso, lo que traería en muchas oportunidades demoras e interrupciones de los mismos. Al parecer no se han aprendido las lecciones del proyecto Metrogas en Peñalolén, el que al tratar de imponerse frente a la opinión de los ciudadanos del sector y de los ambientalistas, quedó empantanado e incluso en peligro de no realizarse. Restar a los ecologistas de la gobernabilidad en la actual crisis energética sería cambiar el alfil que se tiene hoy por un simple peón en el tablero energético nacional.



3 de octubre de 2007

Muere el padre de la ecología política, André Gorz

Con gran pesar en el mundo de la ecología política se ha recibido la muerte de André Gorz, pesar al que me uno completamente ya que este filósofo fue un maestro para mí. Él fue uno de los inspiradores de muchos intelectuales y estudiosos que, como yo, abandonaron las tesis clásicas del socialismo por los postulados que instan a la creación de sociedades sustentables y ecológicas.

A sus 84 años, André Gorz fue encontrado muerto junto a su esposa, en su casa de Vosnon, un pueblo rural a 35 kilómetros de Troye, donde vivían desde 1990. Este amigo y discípulo de Jean-Paul Sastre nació en Viena en 1923, aunque en 1954 adoptó la nacionalidad francesa junto a su tradición filosófica.

Hijo de un comerciante judío y una católica, llegó a París en 1949 junto a su esposa Dorine y allí comenzó sus contribuciones en la prensa bajo el seudónimo de Michel Bosquet. Participó, desde el año 1961, en el comité editorial de la revista Les Temps Modernes junto a Sartre y Simone de Beauvoir y en 1964 fundó con Jean Daniel el semanario Le Nouvel Observateur, al que estuvo unido durante largo tiempo hasta que aparecieron diferencias con el resto de los dirigentes, que no admitían sus posturas radicales cada vez más volcadas en la ecología.

En 1980 escribe “Adiós al proletariado”, que produce un gran impacto en toda Europa y le merece en Francia el repudio de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT)Otros libros suyos son "Miseria del presente, riqueza de lo posible" (1997), "Capitalismo, Socialismo, Ecología" (1994) o "Metamorfosis del trabajo, demanda del sentido" (1988), textos que lo instalaron como uno de los más importantes teóricos de la ecología política, un movimiento que buscaba una tercera vía frente al comunismo o el reformismo capitalista.