19 de diciembre de 2007

La libertad de Ingrid no puede esperar


Si la mediación hecha por Chávez y Piedad Córdoba hubiese tenido éxito, antes del 31 de diciembre Ingrid y otros cuatro secuestrados más estarían libres, como preludio del intercambio de 45 rehenes por los 500 presos de las FARC que tiene el gobierno colombiano.


La historia habría contado que en una entrevista entre el jefe de las FARC y Hugo Chávez en la selva colombiana, teniendo como testigo presencial al presidente de Francia que los habría acompañado, se habría hecho el primer canje, en el que se entregaría a Ingrid, junto a Clara Rojas y su niño Emmanuel, la ex legisladora Consuelo González de Perdomo y un secuestrado no colombiano enfermo que necesita atención medica especializada, acordando además las modalidades de liberación para el resto de los prisioneros y secuestrados, pues ya en Santiago, en la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, Uribe - en reunión con Chávez- había aceptado el principio de despejar una zona para el intercambio, piedra de tope de las anteriores negociaciones para realizar el canje humanitario.



Hoy sabemos que las FARC, en un gesto de reconocimiento a la mediación realizada por Hugo Chávez, entregarán a tres de los secuestrados de este primer grupo, quedando en cautiverio Ingrid Betancourt y el rehén enfermo.



Para quienes estuvimos presenciando desde cerca en Caracas las negociaciones entre la guerrilla y Chávez, nos quedaron claras dos cosas: uno, que si bien no habían pruebas, Ingrid estaba viva, pues el jefe de la FARC empeñó su palabra en una carta dirigida a Chávez y, dos, el presidente de Venezuela es el único mediador aceptado y con ascendencia sobre las FARC, pues éstas le deben mucho al “Comandante Chávez”.



La ofensiva iniciada por los Verdes de América, involucrados en la liberación de Ingrid, apunta básicamente a que los gobiernos de América Latina faciliten el reestablecimiento de las relaciones entre Chávez y Uribe, como paso previo para retomar la mediación abruptamente interrumpida por el presidente de Colombia. Lo que necesitamos de gobiernos como Brasil, Argentina, Chile, Perú y Nicaragua, es que utilicen sus buenos oficios para lograr el restablecimiento de las relaciones personales entre estos dos presidentes, para volver a trabajar unidos en pos de la liberación de Ingrid y del resto de los secuestrados.



Para nosotros el tiempo se terminó. Ingrid se nos muere y nos queda muy poco para producir este primer paso al que hacemos referencia, un paso que devuelva a la vida a Ingrid.



No podemos seguir esperando, tenemos que comenzar una verdadera revolución de paz que nos devuelva a Ingrid, que la devuelva a su familia, a sus hijos, a sus amigos, a los que trabajaron con ella y soñaron con una Colombia distinta y con un mundo mejor.